Tenía ganas de hincar el diente a alguna novela de esta autora, ya que me la habían recomendado por varios sitios, y la verdad es que ha sido todo un descubrimiento. Desde ya me declaro fan de la galega-donostiarra y, en la próxima visita a la librería, seguro que cae otro de sus libros.
Y, ¿por qué? Pues muy sencillo. La combinación de argumento, trama y personajes está perfectamente trenzada. Y con un estilo ágil, a base de capítulos cortos, que hace que te enganche.
Seis sospechosos cenan en el jardín de una lujosa casa de las afueras de Santiago de Compostela mientras el cadáver de Xiana Alén, de quince años, yace en el suelo anegado de sangre de su dormitorio, como si fuera una instalación artística: sus padres, su tía Lía Somoza -pintora de fama internacional-, una pareja de amigos y la anciana tía de las hermanas Somoza. Todos los indicios apuntan a Lía, pero a los pocos días esta trata de suicidarse y es internada en un hospital. El comisario Santi Abad, con la ayuda de Ana Barroso -una policía joven, fuerte y temperamental con la que le irá uniendo una intensa y conflictiva relación-, deberá destapar los secretos mejor enterrados de los Alén Somoza, una de las familias más poderosas y adineradas de la alta sociedad gallega.
Según pasan las páginas, Portabales consigue que sospeches de todos y cada uno de los seis implicados, mediante asombrosos giros en la investigación que destapan las miserias de sus personajes. La ambición, el poder, el deseo, la dependencia emocional… Miserias que también comparten Abad y Barroso, los protagonistas que deberán desentrañar el caso.
Me ha gustado especialmente esta pareja de investigadores, con una personalidades muy bien definidas y que escapan en algunos puntos de lo habitual en estas novelas. Su relación también es parte importante de la trama. El juego que maneja la autora, entre Santi y Ana o Abad y Barroso, está muy logrado y proporciona a la novela otro matiz muy interesante.
En definitiva, un libro muy bien trabajado, con guiño a Agatha Christie incluido, que hace que Arantza Portabales se convierta en “pájara negra” por derecho propio.
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